La fuente que fluye en la Gruta – y que alimenta las fuentes del Santuario – fue descubierta por Bernardita Soubirous, durante las apariciones de 1858, por indicación de la Virgen María. En las fuentes, pueden beber agua de Lourdes, mojar la cara, los brazos, las piernas… Lo mismo que en la Gruta, no cuenta tanto el gesto que hagan sino la fe o la intención que pongan en el gesto.

¿Lo sabían? Durante la novena aparición, “la Señora” pide a Bernardita que vaya a escarbar el suelo, al fondo de la Gruta y le dice: “Vaya a beber y a lavarse en la fuente”. Entonces empezó a salir un hilo de agua cenagosa, bastante para que Bernardita pueda beberla. Y esta agua se vuelve, poco a poco, transparente, pura, límpida.