«Juzgamos que la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se ha aparecido realmente a Bernardita Soubirous, el 11 de febrero de 1858 y los días siguientes, hasta dieciocho veces, en la Gruta de Massabielle, cerca de la ciudad de Lourdes. Que esta aparición reviste todos los caracteres de la verdad, y que los fieles tienen fundamento para creerla como cierta».
Basándose en los trabajos del comité de investigación que había creado en 1858 y que estaba «encargado de establecer la autenticidad y la naturaleza de los hechos ocurridos», sobre los testimonios de Bernardita y las curaciones producidas con el agua de Lourdes, el obispo de Tarbes reconoce oficialmente las apariciones, autoriza el culto e invita a la construcción de un santuario apelando a la generosidad de la gente.
Este es el texto fundador, cuyo extracto fue grabado en mármol en la basílica de la Inmaculada Concepción del Santuario de Nuestra Señora de Lourdes, a partir del cual se organizará el culto y empezarán a organizarse las peregrinaciones.

