La oración de los peregrinos
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Al cruzar las puertas del Santuario, todo invita al recogimiento y la oración: estatuas, cruces y lugares de culto dan la bienvenida al peregrino desde la entrada.
Una iglesia al aire libre
Una oración anclada en la fe y la confianza
En Lourdes, la oración es, ante todo, una respuesta de fe. Los peregrinos vienen hasta aquí a rezar con la esperanza de encontrarse con Dios mediante la intercesión de la Virgen María. Numerosas personas encomiendan sus sufrimientos, dudas, seres queridos o familiares enfermos en una plegaria que, aunque sencilla, se caracteriza por su profunda sinceridad.
Una oración mariana
La oración en Lourdes es esencialmente mariana y se centra en la Virgen María, quien se apareció a Bernardita Soubirous en 1858. Por ello, el rosario es una de las formas de oración más frecuentes, recitado tanto de manera individual como en grupo, a menudo frente a la Gruta de Massabielle.
> Rezar en directo frente a la Gruta
Una oración universal
Lourdes es un lugar de oración universal. Los peregrinos vienen de todas partes del mundo y rezan en todos los idiomas. Esto aporta a Lourdes una dimensión católica (universal) muy fuerte: cada persona reza según su cultura, pero todos se unen en una comunión espiritual alrededor de María.
Una oración de sanación
Lourdes es también el Santuario del sufrimiento y la esperanza. Muchos peregrinos llegan hasta aquí con alguna enfermedad, discapacidad o simplemente como acompañantes. En este contexto, la oración se convierte en un clamor del corazón, una súplica de ayuda, paz o sanación, ya sea física, psíquica o espiritual.
Una oración comunitaria y silenciosa
La oración puede ser colectiva (procesiones, misas, vigilias, adoración…) o bien silenciosa y personal, con frecuencia muy intensa en la Gruta. Muchos peregrinos dan testimonio de haber experimentado una atmósfera única de paz interior que favorece la intimidad con Dios.
Una oración acompañada de gestos
Los peregrinos también rezan con su cuerpo: tocando la roca de la Gruta, encendiendo una vela, participando en las procesiones (especialmente en la procesión mariana de las antorchas) y acudiendo a las piscinas. Son muchos los gestos de oración que pueden expresar nuestra fe.