¡Viva en Lourdes el mes misionero extraordinario!

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El mes misionero extraordinario en Lourdes

Desde el 1 de octubre, las oriflamas con los colores del mes misionero ondean orgullosamente al viento a las puertas de San Miguel y San José del Santuario.
También se distribuyen estampas al final de las misas internacionales.
Se ha instalado en el salón del hotel La Solitude una exposición elaborada por las Obras Misionales Pontificias y transmitida por el Santuario de Lourdes.
Durante las misas internacionales y la procesión mariana de las antorchas se depositarán intenciones particulares para la misión.

La estampa de oración distribuida en Lourdes

Dios Padre nuestro,
Tu Hijo Único Jesucristo
Resucitado de entre los muertos
Confió su misión a sus discípulos:
«Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos» (Mt 28,19).
Nos recuerdas que todos participamos
En la misión de la Iglesia por el bautismo.
Concédenos la gracia de ser testigos del Evangelio
Con el don de Tu Espíritu Santo,
Con valentía y pasión,
Para que la misión confiada a la Iglesia,
Siga encontrando expresiones nuevas y eficaces
Que traigan vida y luz al mundo.
Ayúdanos a hacer que todos los pueblos
Encuentren el amor salvador y la misericordia
De Jesucristo, nuestro Señor y nuestro Dios,
Que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo,
Ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.

Volverse misionero

«Se hace uno misionero viviendo como testigo: testimoniando con nuestra vida que conocemos a Jesús. (…) Nosotros, que hemos descubierto que somos hijos del Padre celestial, ¿cómo podemos callar la alegría de ser amados, la certeza de ser siempre valiosos a los ojos de Dios? Es el anuncio que tanta gente espera. Y esa es nuestra responsabilidad. Preguntémonos en este mes: ¿cómo es mi testimonio?» (Papa Francisco, el 1 de octubre de 2019).

El mensaje del papa Francisco

Bautizados y enviados – El logo del mes misionero extraordinario

El papa Francisco ha proclamado un mes misionero extraordinario para coordinar acciones en cada país. Ha mandado crear un logotipo para ello.

Ese logotipo representa una cruz misionera cuyos colores tradicionales recuerdan a los cinco continentes. La Cruz acoge el mundo y conecta los pueblos, poniendo en comunicación a las personas con la Iglesia universal.

El rojo recuerda el color de la sangre de los mártires del continente americano, semillas de una nueva vida en la fe cristiana. Es el color de la pasión de los misioneros que, al llegar a un país nuevo, se preocupan por la Salvación del pueblo.

El verde es el color de la vida, de la naturaleza, de la vegetación. Simboliza el crecimiento, la fertilidad, la juventud y la vitalidad. El continente africano está llamado a esa armonía incluso en medio del desierto y del sufrimiento.

El blanco es el símbolo de la alegría, el comienzo de una nueva vida en Cristo. Es el desafío para la vieja Europa, ser capaz de volverse a apropiar la fuerza evangelizadora que la engendró gracias a tantas Iglesias y santos.

El amarillo es el color de la luz que se alimenta de la luz invocando a la Luz verdadera. Asia es el continente donde nació Jesús, el Hijo de Dios, nuestro Sol que viene de arriba.

El azul es el color de Oceanía. Es el color que se acerca más a lo invisible. Es el color del cielo, signo de la morada de Dios con nosotros los hombres.

El mundo es transparente, porque nuestra acción de evangelización no conoce barreras ni fronteras: es el fruto del Espíritu Santo. La caridad cristiana y el mundo transfigurado en el Espíritu van más allá de las distancias y abren la mirada de nuestro espíritu y nuestro corazón. Es el amor de Jesús que no conoce ni límites ni fronteras.

Las palabras Bautizados y enviados designan los dos elementos característicos e ineludibles de cada cristiano: el bautismo y la proclamación.

Gracias a la cruz estamos unidos, conectados y abiertos a la comunión para la misión.