El Santuario de Nuestra Señora de Lourdes es un santuario internacional, un lugar de encuentro abierto a todo el mundo, sin distinción.


Todo el mundo acude a Lourdes

Desde las apariciones de 1858, multitudes de fieles comenzaron a congregarse en la Gruta de Massabielle, en torno a la joven Bernardita Soubirous. Las peregrinaciones se organizaron y estructuraron inicialmente en Francia y, muy pronto, también a nivel internacional.
 La primera peregrinación procedente del extranjero tuvo lugar en 1874: la peregrinación nacional belga reunió en Lourdes a más de mil peregrinos.

El Santuario se ha ido edificando y desarrollando a lo largo de los años para poder recibir a estas multitudes de peregrinos, cada vez más numerosas.

Peregrino de un día o de toda la vida, en familia o junto a una diócesis, fiel practicante o visitante ocasional, resulta difícil definir un «perfil prototípico» de peregrino. No obstante, se pueden distinguir dos categorías:

-Los peregrinos en grupo organizado

Representan el 20 % de la afluencia total en Lourdes. Son aquellos que acuden a Lourdes con una intención espiritual definida.
 A menudo pertenecen a una parroquia, una diócesis, un país, una familia religiosa o incluso a un operador turístico. Estas organizaciones de peregrinaciones suelen tener varias décadas de trayectoria, e incluso algunas superan el siglo de existencia.
El Santuario conoce con precisión su número, ya que estos peregrinos están registrados. Asimismo, mantienen una estrecha relación con el Santuario al gestionar la reserva de espacios y formular solicitudes específicas.

-Los peregrinos individuales

Representan el 80 % de la afluencia total de Lourdes. 
 Son aquellos que acuden solos o en familia, por varios días o tan solo unas horas. Una vez aquí, se integran en la gran multitud de peregrinos para participar en las celebraciones.



Los peregrinos provienen de todas partes del mundo: el Santuario recibe a fieles de hasta 80 nacionalidades diferentes
.
Lourdes tiene una dimensión internacional porque la sencillez y profundidad de su mensaje congregan a multitudes de todas las naciones y orígenes.

El Santuario acoge a todo el mundo, a toda la sociedad, sin importar su cultura, religión o ausencia de esta última. Cada individuo encontrará aquí aquello que busca.